Un huerto en casa: Cuidados según la estación del año

En tiempos donde los productos orgánicos se posicionan de excelente manera por sus condiciones saludables, vale la pena pensar en cultivar algunas hierbas y verduras en la casa. Para concretar esta idea, el primer paso es considerar el espacio posible a ocupar.

Si lo que se quiere es contar con un relativo surtido, el terreno debiera ser, aproximadamente, de tres por cuatro metros. Pero si hay más espacio, es posible disponer la tierra en varios rectángulos, cuidando de dejar entre cada uno cerca de 40 cm. Cuando no se cuenta con un terreno grande, el huerto puede ser de un metro cuadrado, opción que tiene como ventaja poder cuidar con más dedicación y tiempo las hortalizas.

Luz, abonos y rotación

El lugar donde se ubique la huerta necesita entre seis y siete horas diarias de luz; idealmente, debe recibir el sol de la mañana. La tierra, por su parte, requiere limpieza para eliminar piedras, ramas y vegetales; tampoco debe haber hongos o lombrices. Luego, se aplica estiércol, guano o humus de lombriz para aportar nutrientes.

Estos abonos aumentan la capacidad de la tierra para retener el agua de riego, pero no es lo único que se debe hacer con el suelo. Hay que moverlo para dejar la tierra a unos 40 cm del suelo dejando una leve inclinación que evita charcos de agua.

Por último, cuando se planifica una huerta se aconseja disponer plantas que crecen más y pueden dar sombra junto a especies más pequeñas que necesitan poco sol. También son buenos compañeros los cultivos de raíz corta con las hortalizas de raíz profunda.

Durante el invierno

Conviene usar productos nitrogenados para limpiar y fertilizar tanto la tierra como los cultivos de temporada; entre ellos se cuentan la coliflor, repollitos de bruselas y el brócoli. Además, es época de sembrar acelgas, apio, cilantro, coliflor, espinaca, habas, lechuga, perejil, puerros, rabanitos, repollos, zanahorias, tomates, porotos, berenjenas, arvejas y espinacas.

En la última porción de la temporada se hacen los almácigos que se plantarán en la huerta al iniciarse el verano. También es época para sembrar berenjenas, zapallitos italianos, betarragas, cebollines, albahaca, ajíes y pimientos, vegetales que necesitan un cultivo protegido de la intemperie.

Cuando llega la primavera

Es necesario aumentar el riego y arrancar las malezas. También es época para la siembra de porotos, rabanitos, zapallo, ají, tomate, lechuga y zanahoria. En las primeras semanas de la estación, se permite sembrar en tierra las semillas de verduras que durante agosto necesitaban de almácigos.

Más adelante, es posible transplantar las hortalizas que estaban en almácigos y sembrar puerros, repollos, lechugas, berenjenas, zapallitos italianos, pepinos, melones, papas, sandías, perejil y tomillo. En el último mes de la temporada, la huerta necesita mucha agua y se puede sembrar apio, betarraga, coliflor, melón y repollo.

Al finalizar la estación, ya será posible una cosecha de albahaca, betarraga, espinacas, lechuga, puerros, rabanitos, zanahorias y zapallito italiano.

En el verano, mucho riego

No hay que olvidar desmalezar y regar abundantemente, disminuyendo la cantidad hacia el fin de la estación. Es mejor que el agua llegue a las plantas en horas de poco sol, por ejemplo al atardecer; de esta forma, la tierra permanece húmeda por más tiempo. En el caso de las verduras que tienen hojas grandes, cabe destacar que necesitan agua todos los días, en tanto que para las hortalizas que crecen bajo tierra la frecuencia puede ser menor.

Durante el verano se plantan repollitos de bruselas, zanahorias, berros, acelga, brócoli, rábano, espinaca, betarraga, perejil y cilantro. En la mitad de la temporada, se da preferencia a las verduras que se cosechan en los meses más fríos, por ejemplo, apio, repollo, acelga y coliflor. En las últimas semanas, ya han madurado las papas y aquellas especies sembradas en primavera; a la vez, se siembra lechuga, achicoria, cebolla, apio, coliflor, papa, pepino, puerro, tomate, zapallito italiano, tomillo, perejil y cilantro.

Otoño: limpiar el huerto

Durante esta estación del año, la principal recomendación para la huerta es desmalezar y podar las plantas. También es muy necesario remover la tierra con la idea de que se oxigene y se obtenga un mejor desarrollo de vegetales en la siguiente cosecha.

En cuanto al riego apropiado, éste se realiza unas dos o tres veces por semana. También es época para sembrar acelga, ajo, berro, cilantro y rabanitos, además de las hortalizas que se siembran en los dos últimos meses del verano, teniendo en cuenta que la cosecha de ellas será un poco más tarde.

¿Cómo se siembra?

Las semillas grandes se ubican de inmediato en la huerta, pero la siembra de las pequeñas requiere de almácigos. En todos los casos, el proceso debe realizarse en la tarde e, idealmente, con la tierra húmeda, unos 15 días después de haber preparado la tierra.

En la huerta se deben hacer surcos paralelos y tan separados como lo requiera el tamaño de la planta que ahí crecerá. La semilla debe quedar a una profundidad de cuatro veces su tamaño y tapada por la tierra. Se riega a diario dejando caer el agua como si se tratara de una fina lluvia. Cuando ocurra la germinación, hay que regar según las necesidades de cada tipo de planta.

¿Qué son los almácigos?

Son cajas donde se mezcla tierra de buena calidad y abono para sembrar las semillas pequeñas en forma ordenada y espaciada para así protegerlas y asegurar su desarrollo. Cada una se cubre con una capa de tierra delgada y se riega con una lluvia fina todos los días.

Los almácigos deben ubicarse en un lugar cálido y luminoso, pero no de sol directo. El traslado se realiza cuando la planta tiene varias hojas, si se trata de lechugas, repollos o acelgas; para tomates pimientos, cebollas o puerros, el trasplante se hace cuando el tallo tiene el grosor de un lápiz. Una vez en la huerta, se debe ubicar la planta cuidando de no doblar la raíz; luego se tapa y presiona la tierra usando las manos.